La Olas

domingo, diciembre 14, 2008


Hablando de grandes obras de la Literatura Universal - y también de grandes ineptos como yo, que se esperan hasta los 25 años para leerlas - me gustaría hoy hablar un poco a este "todo" incontenible que es la novela "Las olas" de Virginia Woolf.

El argumento transita las vidas de siete amigos, cuyas existencias no se relatan como en cualquier novela de ficción por medio de hechos, sino mediante el recorrido de sus conciensas, donde la autora desgrana el espíritu de sus protagonistas con un lenguaje errante e infinito mientras de cuando en cuando vemos avanzar la imagen melancólica de un playa desde la salida del sol hasta la oscuridad total. Este grupo de amigos esta conformado por 3 mujeres y 4 hombres: Jinny, Rhoda, Susan, Louis, Neville, Bernard y Percival; todos pasan los últimos meses del colegio para luego ser separados por el transcurso del tiempo llevando a cada uno a tomar un camino diferente.

El desgaste de la juventud, su inevitable fin y la incesante amenaza de la muerte son uno de los temas que más hondo te golpean. La reflexión de esta realidad cambiante y agobiante llevan a los personajes por monólogos exquisitos y sobrecogedores. En especial los de Bernard poseedor tal vez de un tiempo muchísimo más largo que el de sus co-relatores, funciona como referente cuando una etapa ha terminado.


Y el Tiempo - dijo Bernard - .deja caer su gota. La gota se ha formado sobre el tejado del alma y cae. El Tiempo la ha hecho caer. La semana pasada, mientras me afeitaba, sentí que la gota caía sobre mí. De pie, con la navaja en la mano, me di cuenta de pronto de la naturaleza maquinal de mis gestos (la gota se está formando) y felicité irónicamente a mis manos, por preservar esta rutina. «Afeitad, afeitad, afeitad», les dije, «continuad afeitándome...» La gota caía. Durante todo el día, mientras trabajaba, mi espíritu se escapaba a intervalos y rodaba por un lugar vacío, en busca de algo perdido, de algo muerto. «Estoy muerto y enterrado, me dije jugando con palabras para consolarme. Las gentes se daban cuenta de mi aire ausente y de la vacuidad de mi conversación. Jamás terminaba mis frases. Y mientras me abrochaba el sobretodo para regresar a casa, me dije más dramáticamente todavía: «He perdido mi juventud »»


Un punto culminante en la novela es la muerte de Percival, distante y casi irreal se produce el rompimiento y la caída hacía un abismo. Esta perdida desordena el mundo de todos los demás personajes descargando sobre sus espaldas la arrolladora interrogante sobre sentido de sus existencias. La sombra de esta muerte se presenta de forma indeleble en todo el resto del libro, quizás esto se deba a que la autora había sufrido un ruptura igual cuando su hermano Thoby murió de tifoidea en 1906.

Con su muerte, Percival me ha revelado esto, me ha hecho caer en la cuenta de este horror, me ha sometido a esta humillación, rostros y rostros servidos como platos de sopa por marmitones, rostros vulgares, codiciosos, indiferentes, rostros que miran escaparates con paquetes colgantes, gentes que miran fijamente, que empujan, que todo lo destruyen, mancillando nuestro amor, tocado ahora por sus sucios dedos


El lenguaje de Virginia Woolf pasea por los limites de la esencia espiritual, potente e inconfundible, deja al lector impactado frente a una estética impecable, que sólo puede ser estropeada por una mala traducción, (a esto les recomiendo la Traducción de Andrés Bosch). "Las olas" se transforma en al novela que dibuja el pasar de la vida y el devenir de nuestra existencia siempre tan efímera. No por nada esta gran escritora dijo: La vida es un sueño, el despertar es lo que nos mata.

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