Lluvia

lunes, julio 27, 2009

Aunque la lluvia es muchas veces relacionada con la tristeza, los días lluviosos siempre han sido para mí los más agradables. No encuentro mejor sensación que quedarme parado bajo el alero de alguna casa viendo como las miles de gotas van estrellándose en medio de la calle. Y después de pasada la lluvia no hay nada más tranquilo que caminar bajo un aire limpio y rodeado de ese olor a tierra húmeda. Hoy luego de meses de sequía la lluvia ha vuelto a mi cuidad, me sorprendió un poco ya que generalmente recién comienza a llover entre septiembre y agosto. Recuerdo cuando llegué a Cochabamba, hace unos 17 años más o menos (¡uh, qué viejo estoy!), la ciudad era un poco más silvestre, todavía quedaba muchos de los ríos y lagunas de la época colonial, uno podía encontrar fácilmente en su jardín ranas, caracoles, libélulas y hasta pequeñas culebras. Las lluvias entonces eran perfectas, no como ahora que si no es un chaparrón miserable que ni te moja la nuca, es una tormenta que termina inundando las calles. En esos días llovía lo suficiente para que las ranas hicieran sus criaderos de renacuajos o para que los escarabajos salieran de la tierra a sobrevolar la hierba.

Hoy en día, la ciudad ya está completamente urbanizada, los únicos animales salvajes que se pueden encontrar son las ratas que salen en las noches a husmear por los basureros. Aún así la lluvia no ha dejado de ser hermosa. De alguna forma la lluvia logra mostrar la verdadera cara de una urbe, los tonos chillones e intensos son remplazados por colores grises y tranquilos, las calles son despojadas de la gente y se descubren tal y cual son. Parecería que todo fuera renovado que cambiara. Creo que esa es la verdadera esencia de la lluvia la transformación. Una muestra de ello es el uso que se le ha dado en el cine. Están por ejemplo las películas de Almodóvar en las que la lluvia es un catalizador para que los personajes pasen de un estado a otro, como cuando el hijo de Manuela en “Todo sobre mi madre” es atropellado o cuando Alicia en “Hable con ella” queda en coma. En “The Shawshank Redemption” la lluvia sirve de purificador cuando Andy Dufresne escapa de la prisión por una cloaca mugrienta hacía la libertad. Otro ejemplo es “Rashômon” en donde la lluvia personifica la crueldad del mundo que rodea a los personajes mientras discuten el asesinato de un hombre. Y por último tenemos a “Magnolia” en que al final hay una lluvia de ranas como sinónimo del castigo y redención de los personajes y la inverosimilitud de sus hechos.

Todo demuestra que la lluvia es uno de los fenómenos más extraños que hay. Siempre he creído que un año lluvioso será un año de muchos cambios. Y al final todo cambio siempre es bueno. Para terminar os dejo la escena de una peli que denota mi adoración por la lluvia.

Fruslerías

martes, julio 21, 2009

En la vida existen una serie de penas y amarguras que nos van esperando a lo largo del tiempo y que indudablemente nos alcanzaran tarde o temprano: perdidas, enfermedades, problemas económicos y desilusiones amorosas forman parte del menú que cualquier ser humano sin importar su condición o raza sufrirá. Sin embargo y ante un panorama tan sombrío la mayoría de nosotros llevamos (o intentamos llevar) una vida feliz y libre de preocupaciones. Todos sabemos que vamos a morir algún día, sabemos que nos llevaremos muchas desdichas en el futuro, no le damos mucha importancia y continuamos, seguimos jalando pa’ lante, como se diría. Está buena actitud ante lo extraña que es la vida, es una habilidad, que creo yo, la llevamos en nuestra naturaleza. ¡La vida es una miseria tras otra!, que diablos, uno vive el día y ya, si mañana llega el apocalipsis o la peste, me preocupare en su momento. Sin embarco hoy fui testigo de que en determinadas circunstancias la filosofía se viene abajo. Todo sucedió esta tarde en mis clases de alemán, había comprado un tajador (saca puntas) de lápices marca RENCAI ( no saben la emoción que me envuelve estrenar las cosas), así que saqué el relucientemente adminículo en medio del aula pero cuando metí un lápiz y le di vuelta, escuché un CRAC y el tajador chino de mierda apareció roto en mis manos. Entonces, mientras puteaba como un cavernícola frente a mi profesora de alemán, se me ilumino, me di cuenta que a pesar de nuestra innata habilidad de sortear los grandes problemas de la vida, no se puede hacer nada con los pequeños. Me di cuenta de que estamos condenados a que determinadas “pequeñeces”, nos jodan el día y no hay nada por hacer. El calentamiento global fue predicho por Nostradamus, ¿pero qué hay de mi tajador?, nadie lo vio venir, y nadie (aparte del chino de mierda que lo ensambló) tiene la culpa. Trate de pensar en la continuidad del universo, en los estoicos, en Michael Jackson pero no encontré consuelo. Al salir de clases decidí hacer una lista de las “fruslerías de mierda” que a uno pueden terminarle por romper las bolas:

I. Que se te arruinen los audífonos del walkman justo cuando estas saliendo de viaje.
II. Pisar las eses de un perro y darte cuenta cuando ya habías entrado a tu cuarto y subido a la cama.
III. Estar con una super gripe, siendo tus fosas nasales las cataratas del Niágara pero que no tengas ni pañuelo y ni un centímetro de papel.
IV. Encontrarte con un amigo (a) en la calle, saludarlo y luego darte cuenta de que él o ella no se acuerda de tí.
V. Cerrar por error Word mientras hacías un trabajo por horas y no guardar.
VI. Querer parecer un clavadista ruso y darle un panzazo al agua de la piscina.
VII. Descubrir que desde hace años te habían puesto un apodo tipo “el sapo”.
VIII. Pasar la noche viendo sábado gigante con tu abuelita y luego enterarte que tus amigos hicieron una fiesta y no te llamaron.
IX. Entrar a un restaurante pagar por adelantado para luego enterarte que el almuerzo es guiso de patas
X. Y por último que se te parta en dos el tajador nuevo con el primer lápiz.

**Entre otras cosas**
-Al fin mañana podré ir a ver Harry Potter, ya se lo que dirán, literatura Light de mierda, pero que se le va hacer si no puedes con ellos úneteles
- Ya nos sacaron al lago Titicaca del los “Seven wonders”, así que al diablo, para mi siempre fue y será el lago más impresionante del mundo.
- Parece que el invierno ya esta pasando, creo que ya puedo empezar a rebajar las 8 mantas con las que duermo.

Yo y mi estúpida billetera

jueves, julio 16, 2009

Recuerdo los días de la universidad como un época de experiencias entremezcladas, de las que siempre terminaba sobresaliendo el histerismo, todos esos trabajos, exámenes, informes y prácticas mermaban en gran medida a mi espíritu ya apesadumbrado por la presión de haber salido bachiller. Entre las peores cosas que tenía que soportar estaba el de salir a tiempo a clases, no se que me pasaba pero desde el inicio de mi primer semestre mis pequeños atrasos de 5 o 10 minutos se habían estado convirtiendo en horas enteras, donde terminaba llegando con el cabello despeinado cuando la clase ya había terminado. Decidí llevar a cabo un sin fin de medidas para evitar mi impuntualidad, dormía con los jeans puestos, colocaba la alarma una hora antes, o desayunaba en el “camino”. Cabe decir que las providencias tomadas no sirvieron de mucho, además de atragantarme con un pedazo de pan el micro no conseguí reducir mi dejadez. Fue una mañana en la que me levante con las pilas puestas, en la que no desayune, me vestí con lo que encontré y salí de casa apenas salía el sol.

Miraba mi reloj y no podía creerlo, al fin salía temprano, recuerdo que una que otra lágrima de victoria rondaba mi mejilla. Al llegar a la calle hice un conteo de mis pertenecías, recordé haber olvidado mi libro de Calculo y mis lentes, pero no me importo, al fin y al cabo no se podía ser perfecto. Dicen que al que madruga Dios le ayuda y es verdad, por primera vez en mi vida de universitario pillaba un taxi-trufi con un asiento vació, era el paraíso. Subí con una sonrisa digna del Joker más malévolo que pueda haber. Les dije a todos los pasajeros buenos días y me recosté a esperar el fin del viaje. Casi a medio camino una compañera de clases se subió sentándose a mi lado, era una chica que me gustaba y a la que nunca me había animado a hablar. Mi incredulidad por mi buena ventura fue mucho mayor, aquella oportunidad de conocerla se hacia tangible. Justo cuando me proponía a decirle algo, una pequeña luz roja se me encendió, el hámster de mi cabeza debió tropezar dentro de su rueda porque me quede en blanco, me di cuenta que no sólo había olvidado los lentes y el libro de calculo, si no también la billetera. Me pregunte, ¿cómo mierda iba a pagar mi pasaje? Urge aterrado en mis bolsillos esperando encontrar una moneda pero no había nada aparte de un montón de pelusa y una ficha de teléfono.

Casi al instante me fije en el chofer (que de paso estaba sentado a mi lado), era un hombre joven con unos brazos musculosos y un tatuaje del cuartel en la mano, trague un poco de saliva y comencé a pesar en la opciones que tenía. Podía irme por la opción A, parar el taxi-trufi y salir corriendo como ratero a ver si me alcanzaban. La opción B era agachar la cabeza y suplicar clemencia. También estaba la opción C y pedir prestado el dinero a mi compañera de clase (quién no me conocía) y quedar como un idiota. Decidí por la opción B, pero no me baje en la universidad sino espere que todos los pasajeros se bajaran para que no sean testigos del bochorno, (en especial mi compañera de clase), cuando el vehiculo se quedo vació (ya casi llegando a la parada a varios kilómetros de la universidad), hice parar el taxi-trufi, apreté fuerte un lapicero como arma de defensa y confesé al chofer mi iliquidez económica.

Para mi sorpresa el tipo resulto ser un hombre compresivo, no hubo los putazos o patadas voladoras que esperaba, sólo se rió como desquiciado, “en otra me lo paga joven” me dijo y dejo que me vaya. Hice una maratón tipo 20 cuadras estilo libre hasta la universidad, miraba el reloj y me decía, “aún hay tiempo, aún llegas”, cuando al fin me topo con la puerta la encuentro cerrada y con una notita pegada en el frente “las clases de hoy se suspenden por indisposiciones medicas del docente, gracias por su comprensión”. Le tire una patada de infundía a una piedra y comencé el largo camino a pie hacía mi casa cojeando y con la cabeza gacha. Esos días de la universidad si que fueron buenos tiempos.

**Entre otras cosas **
-Ya van casi tres semanas desde que MJ se fue y repase unas 50 veces toda su discografía, creo que ya fue suficiente del tributo, ahora ya puedo volver a mis cumbiones…(mentira por si acaso)
-Esto del Twitter aun me plantea muchas incógnitas, ya me hice usuario, ya tengo Followers y Following pero ni así entiendo bien para que funciona exactamente.

¿Qué onda con los floggers?

lunes, julio 13, 2009


En esta jungla cibernética de las redes sociales en la que me he declarado un bloggero empedernido, facebookero pasivo y twittero novato; encontré un grupo que me ha llamado a la reflexión: los floggers. Posiblemente la mayoría conozca las peculiaridades de esta tribu pero para los que no, les doy un pequeño resumen.

Según parece todo se inicio en una de las variedades del blog los fotologs, que son bitácoras fotográficas donde cada usuario tiene una pagina web en la que puede ir publicando sus fotografías. Al principio estas plataformas eran de fotógrafos o aficionados de la fotografía que usaban sus espacios para mostrar alguna que otra foto interesante; pero poco a poco los fotologs comenzaron a ser invadidos por personas que empezaron a utilizarlos para promocionarse a si mismas, y que van comentando los Fotologs de otros usuarios (aunque no los conozcan), con el objetivo de que estos les regresen el favor comentando los suyos. Este grupo comenzó a tener unas características especiales frente a los demás tipos de blogs que son:

- El diseño, tienen un soporte grafico que te recuerda a una discoteca de mala muerte tipo “Fill Maxi Producciones”.

- Las Fotos son del mismo autor en diferentes poses y lugares. Los más agraciados se las sacan con poca ropa o en bolas (es decir desnudos). Y los que no han sido bendecidos por la naturaleza, ósea los feos, las hacen de ángulos en donde no se les vea la narizota o el inmenso rollo en la panza.

- La ortografía es un golpe al hígado, tanto así que parecería que su objetivo es que le lenguaje desaparezca y volvamos a comunicarnos como los simios.

- Los comentarios o firmas son tan huecos que podrían resumirse en tres frases “chida pic” (pic se refiere a la foto), “aquí de pazadditta” y “Ay, te pasaas goor??”, (goor les dice a cualquiera que haya pasado por su flog).

- El comentario del autor siempre terminan con un “firmen lindo OK” y casi nunca excede las tres líneas.

- Hacen un uso excesivo de emoticons (caritas ñoñas) o rúbricas como “*anniTa*
cσρчяιgн τ ©2009-love&disillucion” (mierda que es eso).

- La mayoría son adolescentes de 12 a 17 años, (aunque encontré uno que otro treintañero desubicado por ahí).

- Sólo le interesa que firmes su libro de visitas o que agregues su Flog a tu lista de favoritos sin importar que solamente sepas usar tres palabras en tu vocabulario o que seas más feo que Picio.

- Éste es un comentario típico en un flog:
“aah leendaa peeQqaa.! heehee buueenO
aando aazi zin muuzhaa inzzpiraazion
aazhi qee meejOr mee vOee zaabeez qee
tthee qeerO meel aah && nO Olvideez
deevOlveer laa pOzztthh! tthee eezpeerO
een mee metrOflOg eeh buueenOi!
aahOraa zi mee voee qee aandeez dee
lomejoor tee quiidaz
muucho”

¡Qué carajos quiso decir!

En Argentina el grupo ha pasado a formar una verdadera tribu urbana, en la que se distinguen por la vestimenta, la música y danza. Más o menos algo así.



Los podemos encontrar en las páginas de Fotolog o Metroflog, este último es más usado en Bolivia. Otra cosa más que agregar es que son muchos, pero muchos, y están creciendo día con día. Así que mi reflexión va a que si son un movimiento retrograda que va a volvernos estúpidos a todos o que es una nueva forma de expresión. Yo me quedo con lo primero, (siendo una opinión muy personal), ya que me parecen que este fenómeno se apoya únicamente en la frivolidad y la ignorancia.

Confesiones, confesiones

miércoles, julio 08, 2009
Debo agradecer a la amiga Camélida por hacerme participe de esta cadena de honestidad que no se de donde vino, ni se a donde va. Y de la cual he decidido participar devotamente. La cuestión es ésta, hay que hacer un decálogo confeso y honesto de uno mismo, así que hay les va mi pequeña y humilde lista:

1 Cuando tenía 3 años casi mato de un infarto a la señora que nos cuidaba a mi y a mi hermano, cuando desperté en medio de la noche cantando como un desquiciado "Beat it" de M.J. El hecho volvió a ocurrir varias veces hasta que mis padres tuvieron que prohibirme la música un tiempo hasta que se me quitó lo loco.

2 Soy muy pero muy distraído tanto que una tarde en vez de meterme a un taxi-trufi, me metí a un automóvil privado.

3 De niño era un ser solitario, solía jugar solo en mi cuarto con amigos imaginarios, mis papas prácticamente me botaban a la calle con la esperanza de que me vuelva sociable pero la gente de verdad me aterraba.

4 La peor travesura en la adolescencia fue escupir el auto de la directora , fui descubierto justo mientras me iba con las gandulas salivales totalmente agotadas, tuve que limpiar el pinche auto con mi camisa.

5 El trabajo más interesante y agobiante que tuve fue administrar un cementerio.

6 Una vez justo después de ir a la tienda a comprar un chicolac un auto me atropello, me desmaye y desperté en el mismo auto que me había atropellado. Cuando me preguntaron si me dolía o si necesitaba algo, pregunte si habían visto el chicolac.

7 En el colegio me dedicaba a sacar revistas y periódicos murales, soñaba con ser escritor pero llegada la hora entre a Ingeniería, hasta ahora me arrepiento de ello.

8 (esto si fue grave) Una amiga que estudiaba sistemas me enseño a hackear cuentas de msn, robé y vi el correo de muchos amigos. Luego la culpa me consumió y me sentí una rata.

9 En estos últimos meses he estado sufriendo una enfermedad horrible que me ha cambiado la vida.

10 No se porque desde pequeño tengo miedo a los globos cuando revientan, he intentado quitarme la fobia pero creo que me perseguirá hasta el final de mis días.

Esito sería gracias por su atención.

Un domingo memorable

domingo, julio 05, 2009

A diferencia de otras personas yo odio los domingos y feriados, ya que una de las filosofías de mi familia es que esos días son para poner en orden la casa, así mientras las personas normales dedican sus horas de preciosa libertad a la distensión y el placer, yo voy a mi chiquero digo cuarto a ver si puedo detener el desorden que reina por ahí. Recuerdo un domingo memorable en el que me levante temprano y comencé la ardua labor cuando apenas despuntaba el alba. Me limite a lo básico, barrer el polvo (creo que salió el desierto del Sahara de mi piso), levantar la decena de vasos olvidados (con contenidos extraños y macerados), vaciar la maleta de un viaje que había realizado hace meses (en donde encontré toda una variedad biológica creciendo). En fin después de horas de laboriosa entrega terminé y justo cuando me proponía echarme y disfrutar de mi logro escucho la armoniosa voz de mi madre, pidiéndome que bañe al perro. Yo no se por que lo bañamos, él es feliz sucio, yo soy feliz sin lavarlo, todos somos felices, pero no, tenemos que traumar al pobre animal (por cierto hablo del perro). Primero intente interponer mis buenos oficios de negociador, argumenté que el can en cuestión es negro y da los mismo si está sucio o limpio, pero esto no sirvió de mucho cuando mi madre grito otra vez amenazando en que o era el perro, o era yo, pero alguien iba a terminar en el bañador del patio. Así que decidí hacer caso a la orden humildemente. Encontrar al animal ya fue difícil, no se que le pasa a mi perro porque cuando le digo, “siéntate” o “no te hagas en el patio” no entiende ni jota, pero apenas oye la palabra “baño” desaparece de la casa. Tuve que buscar en cada rincón oscuro hasta que di con él debajo de la cama, le llame, nada. Le ofrecí un jugoso pedazo de carne, y nada. Hasta lo amenace de muerte y no quiso salir, al final tuve que estirarle de una pata y después de una sesión de lucha libre pude someterlo y llevarlo al patio. Pero una vez que vio el bañador demostró tener una fuerza sobrenatural y se zafó, corrí tras él pero con mi característica agilidad no me le acerque ni un metro. Como estrategia decidí usar la manguera, funciono bastante bien logré arrinconarlo contra la pared y usando mi jabón marca bolívar lo refregué bien por detrás y por delante, debió saltarme un número indefinido de pulgas y termine con toda la piel mordisqueada y rasguñada pero lo había logrado. Una vez enjuagado le dije, “ves ya te bañe imbécil, ¿ahora que vas a hacer?”, mi perro tiro un brinco y se fue directo a un montón de tierra donde se revolcó libre y gozosamente. Me tragué la rabia y volví al ataque con la manguera, pero justo cuando me acercaba el can desgraciado salio volando y se fue directo a mi cuarto que en mi estupidez había dejado abierto, pegue el grito y lo seguí, cuando entre lo encontré sobre mi cama sacudiéndose todo el lodo que tenía encima. Mi cuarto quedo echo un asco. Ese fue todo un domingo memorable.