Orillas

sábado, mayo 15, 2010
Ayer al leer mi correo en un craso error le di click a ordenar los emilios en orden descendente por fecha, y me fije que tenía mensajes sin leer desde el 2002 (año en que abrí esa cuenta), los correos esperaban impolutos a ser abiertos 8 años. “Mierda, que la nostalgia te persigue hasta en Internet”, me dije. Mi mente se remonto inmediatamente a esos mozos años, me imagine a mi mismo como esos dibujos ñoños de animalitos de disney caminando y saltando por las calles con una sonrisa inocente mientras pasaba mis primeros años de universidad. Recordé las sabias palabras de uno de mis gurus existenciales Woody Allen, cito: la vida se divide entre lo horrible y lo miserable. Ésas son las categorías principales […] Lo horrible sería... no sé, los enfermos incurables […] Me refiero a los ciegos, los inválidos […] Y después, lo miserable incluye a cada uno de nosotros. Lo engloba todo. Así que tenemos que dar gracias por sentirnos miserables, pues la otra alternativa es aún peor. Así que recapitulando, aquel tiempo yo era un feliz miserable e incauto que iba libre por la vida, no percibia la existencia de la otra orilla: la horrible.
Hoy, me cuesta ser el chico de aquella época, tener los mismos traumas y complejos, andar de quejón por mi desdicha. No se si estuve en el lado horrible, pero de que pase el año pasado alejado de lo miserable, si. Me di cuenta de ello una tarde cuando era llevado en un taxi de camino al hospital, recuerdo que era un sábado por la noche. Andaba tan ido por mi malestar que apenas distinguía las luces de los faroles, cuando nos detuvimos en una esquina vi pasar frente al coche a dos amigas con las que en antaño salíamos a parrandear los fines de semana, ellas estaban ahí siguiendo su rutina fiestera de fin de semana, sin percatarse que las observaba. Supe entonces que estaba en la otra orilla, ¿orilla de qué?, no se, pero ya no pertenecía al buen mundo miserable.
Son extraños e incompresibles estos cambios de dimenciones, lugares y tiempos, ahora he vuelto a lo miserable, eso al menos creo. Y soy feliz por ello, pero decepcionado de mi mismo por no poder ser un buen miserable como antes.
Volviendo a los emilios, decidí borrarlos sin leerlos, creo que el pasado debe llevarse sólo en la memoria donde ya tienes suficiente para deleitarte o atormentarte. Ya sobran los recordatorios tangibles. Creo que todo se trata al final de caminar por la orilla que te toco. Sin mirar al otro lado, sin sentirte ni desgraciado ni afortunado.
Haciendo a un lado tanta divagación les dejo un par de canciones que me pegaron duro mientras escribia el post. Una en ingles y otra en español.




5 comentarios:

Vania B. dijo...

Lo miserable y lo horrible... depende con qué ojos quieras mirar tu vida. A ratos la ves miserable, a ratos -en los momentos en que te alumbran los destellos de las felicidades chiquitas- la vida es linda.

Los colores están dentro de tus ojos.

Saludos y abrazos!

Asesino De Leyendas dijo...

un post con mucha entrega, mucha tristeza y melancolía, cómo deben ser los recuerdos que permanecen en la memoria. Una explicación extraordinaria sobre uno mismo, excelente, desde todo punto de vista. Extraño leer buenas cosas, que resalten, felicidades, estás en el 0.1% de lo que comento.

Hay un dicho "cuando estés mal, recuerda, puedes estar peor"

Tengo correos desde 1996 que no abro, de gente que ya ni recuerdo y algunos con títulos personales. No lo hice antes, no lo haré hoy, pero tampoco los borraré, cuando me sienta preparado...

Un abrazo

Roberto Ö. dijo...

Hey Cesar! Es verdad, nadie está contento con su suerte hasta que ésta cambia. Pero estas aquí, con nosotros, y eso es lo que cuenta. Un abrazo grande, grande.

Diabla Región 4 dijo...

regresaste!!!!!!!! que bueno! me parece muy bien. No se desconecte tanto.
un abrazo!!

lou dijo...

Aguante Cesar! que buen post. A veces nos quejamos de lo miserable sin ver lo que esta en la otra orilla. Tu tienes el don de seguir cruzando el camino! Se te extrañaba

Saludos y abrazos infinitos